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LA NIÑA INTERIOR

Foto del escritor: Imelda ☆ AkashaImelda ☆ Akasha

Actualizado: 9 jul 2024

Sana a tu niña interior, conecta con tu niña interior, recupera a tu niño interior…. Suelen ser las expresiones que se aplican cuando se trata del tema de la niña interior, presentando así una visión de esa niña como algo enfermo, perdido o abandonado.


Reconozco que no me gustan estas expresiones; siempre que las oigo o leo en determinadas corrientes de pensamiento me parece que se corresponden con una concepción de la persona dividida en periodos en función de la edad,  que se van dejando atrás según cumplimos años o están aún vacíos, si aún no tenemos la edad que se requiere para estar en ellos. Presentan al ser humano con un YO fragmentado en periodos cronológicos.


Detrás de esa concepción de la persona hay un pensamiento lleno de estereotipos.

Así, decimos: esto es cosa de niños, de jóvenes, de mayores, de viejos, según el abanico de edad que atribuimos a cada uno de esos periodos.

Criticamos fuertemente a la persona que actúa o se comporta de manera que no se corresponde con el estereotipo en cuestión. Decimos este niño es un viejuno, si es un chico reflexivo y con conocimientos, o criticamos a un joven, porque está tardando mucho en asumir su papel de adulto.

De igual manera, se presupone que, si tienes muchos años, has pasado por todas las etapas, y te has instalado ya en la madurez o vejez, tienes una gran experiencia y   estas ya de vuelta de todo.


En resumen, es la propia sociedad un factor fundamental, que moldea al individuo para que se acomode a los estereotipos de edad que tiene establecidos, en los que a cada cual se le atribuye, según el abanico de edad en el que se encuentre, una forma de pensar, de sentir, de actuar y hasta de vestir.


Pero, si estamos hablando de que hay que sanar, cuidar o conectar con la niña interior, estamos admitiendo implícitamente que algo no funciona bien en esas atribuciones que la sociedad hace, y que, tarde o temprano, acabamos dañados por acomodarnos a ellas.


Ser niño, no implica sólo jugar. Ser niño es también inconsciencia o inocencia, es pasión, es soñar, es emocionarse de alegría hasta las lágrimas por cuestiones baladíes y sufrir hasta la desesperación por cosas nimias.


Ser niño es sentir todo con una intensidad máxima y luego, al poco tiempo, continuar como si nada hubiera pasado.

 Es correr y caerse y llorar mucho por el desollón que nos hemos hecho en la rodilla, pero, al minuto siguiente, levantarse y ponerse a jugar con el amigo que nos llama, sin pararnos a pensar en la herida  que tenemos.


Ser niño es, también, vivir en un mundo aleatorio de incertidumbres e inseguridades, regidos por unas leyes que  escapan a su entendimiento.
Es un mundo sobre el que el niño no tiene control, un mundo que se le puede presentar bello o lleno de peligros a los que no sabe cómo conjurar por sí mismo.

❤️No es fácil ser niño, por eso dejamos de serlo, y porque la propia sociedad nos encasilla con los estereotipos de la edad❤️


Dejamos de ser niños cuando el daño que sufrimos nos previene y alertar de otros daños futuros.

Dejamos de ser niños cuando el corazón deja de saltarnos en el pecho mientras leemos una historia de algún personaje heroico y nos decimos  esto son sólo tonterías que ni me van ni me vienen.

Dejamos de ser niños cuando dejamos de creer en las cosas imposibles, por eso, porque son imposibles y no vamos a perder el tiempo en ellas

Dejamos de ser niños cuando sólo nos ocupamos de cosas prácticas, de provecho


Poco a poco, casi sin darnos cuenta, vamos encajando en el molde de las características que atribuimos a las edades que vamos cumpliendo y sin saber cómo nos encontramos metidos en el traje de señora o o señor de cierta edad y sin tener ni idea de dónde y por qué nos quitamos el traje de niños.

Así, aprendimos que para ganarse la vida había que esforzarse y dejarse de juegos, que las cosas no ocurren siempre como queremos o soñamos, que hay dolores que no se curan rápido, que hay heridas que no sanan, que hay amigos que traicionan y amores que rompen el alma, que el adulto que somos apenas tiene tiempo de otra cosa que de cumplir obligaciones, que las obligaciones pesan y te arrastran a rutinas, y que así son las cosas para todo el mundo.


La sociedad penaliza a quien no se acomoda al molde establecido.

¡Qué se habrá creído que es! Decimos cuando vemos a una persona que no se ajusta a lo que esperamos, bien por su conducta, por su vestimenta, por su forma de hablar o por lo que sea.

Lleva ropa de joven y es un vejestorio se dice, cuando vemos a un señor de sesenta con vaqueros ajustados, atribuyendo a la ropa etiquetas que están en nuestra cabeza, sin reflexionar sobre el hecho de que la ropa sólo tiene  la etiqueta de la talla, la otra se la pone la sociedad.

O, se critica a una señora mayor porque se ha enamorado perdidamente, y lo canta a los cuatro vientos, a su edad….no sabe lo que se hace, chochea


Con todo esto podemos ya establecer que no es fácil ser niño cuando se tienen treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta o noventa años.


Ser niño a esas edades puede suponer un alto coste, personal y social.

Personal, porque has acumulado conocimientos y sabiduría con los años, pero sigues sin saber, y por lo tanto sujeto a la incertidumbre e inseguridad que se tiene en los primeros años de vida.

Social, porque vas a ser objeto de críticas y rechazos porque de algún modo tu conducta te hará diferente al resto del rebaño. No encajas en el estereotipo de la edad .


Pero, ser niño a esas edades te va a proporcionar la enorme ventaja de mantener ante el mundo y ante ti mismo una chispa, ilusión, pasión y  anhelo que impregnará todos los actos de tu día a día, haciendo de tu vida una aventura, como soñabas con catorce años.


No creo que podamos ser niños o dejar de ser niños a voluntad. O se es o no se es, con todas las consecuencias.

No creo que el niño que somos tenga que aparecer o desaparecer a nuestra conveniencia. Eso mismo le mataría, va contra la esencia misma de su esencia.

No se recupera a la niña que somos con una meditación o un cursito de fin de semana, y luego seguir en las mismas de siempre, sino con una profunda transformación interior.

 Se puede ser adulto y niño.

Creo en una nueva concepción de la persona que no esté sujeta a los estereotipos de la edad y que conciba al individuo como la suma de todo lo que va siendo a lo largo de su vida, sin tener que borrar lo que fue para acomodarse a lo que tiene que ser.

Creo en una sociedad que no mire a las personas con muchos años como acabadas, sino que se engrandezca con los conocimientos y sabiduría que hayan acumulado y a la vez protejan y alienten su derecho a vivir con intensidad en la medida que les sea posible.

Creo en una sociedad que tenga ilusiones, que busque utopías, para que los individuos que la conforman puedan también buscarlas, a cualquier edad.


Y, creo que esta búsqueda de una sociedad sin estereotipos de la edad, que persiga utopías. será el síntoma claro de que nuestra niña interior forma parte de nuestro ser, independientemente de la edad que tengamos.


Hay mucho que cambiar en la sociedad y en nosotros mismos para poder llegar a la sabiduría y el conocimiento de la vejez siguiendo siendo jóvenes  y niños.

Imelda.


55 visualizaciones7 comentarios

7 comentarios


Invitado
10 jul 2024

Totalmente de acuerdo contigo Imelda .

Ojalá lleguemos a conocer una sociedad así

Muchas gracias

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Invitado
10 jul 2024

Creo, como tú. en una nueva concepción de la persona y en una sociedad sin estereotipos de edad, que persiga utopías y sigue con la niñez formando parte de su vida.

Gracias amiga por compartir toda tu sabiduría.

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Invitado
10 jul 2024

De acuerdo en todo contigo. Bonita reflexión.😍

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Invitado
09 jul 2024

Que bonito , que bonito!!!!! , me ha encantado, que razón tienes🥰🥰🥰🥰

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Gracias por tu comentario y por compartir mi visión.

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Invitado
09 jul 2024

Gracias Imelda por compartir tu sabiduría. María A. 💞

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Gracias a ti por valorar mis reflexiones.

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