Había una vez una linda niña mágica. Tenía una piel hermosa y transparente y unos ojos verdes que, cuando te asomabas a ellos, parecía que te caías al Infinito del Universo.
Era un ser único y singular que vivía en lo alto de la montaña, rodeada de animales y plantas nunca vistas por ojos humanos.
Cada día la niña mágica acudía al lugar más alto de la montaña, al sitio donde se encontraba la fuente de un caudaloso rio que alimentaba con sus aguas toda la vegetación de la zona.
Una vez allí se sentaba a la orilla del cauce y cantaba una linda canción cuyas notas se esparcían por el aire y llegaban hasta un poblado situado en el valle, sanando y alegrando el corazón de las personas que las escuchaban.
Fue pasando el tiempo y la niña creció y se transformó en una hermosa joven que correteaba por la montaña siempre acompañada por un lobo de pelaje blanco y plateado.
A veces, en las noches de verano, subían hasta la cima ecos de los festejos celebrados en el poblado y la joven empezó a sentir curiosidad por esas gentes a las que nunca había visto.
Una noche, la joven mágica pidió al Padre Universo un regalo para ella: poder vivir acompañada por personas del poblado.
El regalo se produjo y poco a poco por la montaña fueron apareciendo casas dispersas habitadas por gentes de limpio corazón.
Durante mucho tiempo la joven mágica vivió feliz con esas personas, visitándolas, alegrándolas con sus canciones y palabras y aprendiendo de ellas costumbres y conocimientos que le eran desconocidos.
Hasta que, pasados ya unos años, sintió que su periodo entre humanos había terminado y se retiró con su compañero el lobo, a un lugar inexpugnable de la montaña, ajena a todas las miradas.
Allí, cada noche, a la luz de la luna y las estrellas y acariciada por el viento comenzó su metamorfosis.
Su cuerpo se fue haciendo más liviano, la piel más transparente y su voz se confundía cada vez más con los sonidos de la noche que el viento llevaba y traía de un lado a otro.
Cuando había pasado sólo unas semanas el cambio se completó y la joven mágica se hizo solo luz que brilló por unos instantes en lo alto de la montaña, para después desaparecer entre la inmensidad de las estrellas dejando atrás un montoncillo de partículas brillantes:
Polvo de estrellas.
Y hasta aquí el relato que escribí en un cuaderno de forma espontánea en una actividad grupal y respondiendo a la pregunta de,
¿Quién soy?
No me cabe duda de que este relato salió de un lugar más allá de mi consciencia y que fue mi auténtico ser de luz, mi alma, el que dirigió mi mano para hacer su retrato, Y, tal como se me mostró a mí , así os lo estoy contando, sin omitir u ocultar nada (de ahí lo de impúdico).
No acabó ahí la actividad grupal a la que me estoy refiriendo, sino que se nos volvió a pedir que contestáramos a esa pregunta, pero no ya respondiéndonos a nosotros mismos, sino a alguien que llevara mucho tiempo sin saber de nosotros.
¿Cómo le contarías a los demás quién eres?
Y. es esta segunda parte la que me ha motivado a compartir con vosotros la experiencia.
¿Cómo encuentra esa niña mágica la forma de expresión de su ser en este mundo material?, o lo que es lo mismo, ¿tienen relación las diferentes experiencias vitales que los seres humanos vamos viviendo con nuestro auténtico ser?
En el repaso de mi vida que hice para contestar a la pregunta entendí que todo lo que vivimos y nos ocurre está diseñado a nuestra medida, para poder manifestar con las características que traemos ( lo que somos), esa esencia divina de la que somos portadores.
Si la piel de la niña mágica es transparente encarnará en un ser que se mostrará tal cual es, sin capacidad de ocultarse o de mentir…. Con todas las consecuencias que eso conlleve en el mundo físico.
Si viene de la montaña y de la compañía de plantas y animales, será un ser humano retraído, quizá solitario….
Una niña mágica no dejará de ser una persona que, en su encarnación les parezca diferente a los demás…
Nefelibata la dirán en más de una ocasión cuando busque refugio en sus sueños ante las inclemencias de la realidad ¡Qué bonita la palabra nefelibata!
Así pues, mi reflexión es que venimos con unas características determinadas ,cada cual con las suyas, y la vida se va desplegando ante nosotros conforme a ellas y al plan que diseñó nuestro alma, para que usemos nuestros dones, y para que comprendamos nuestros inconvenientes y los trascendamos.
Lo que solemos decir nuestra misión de vida, que no es otra cosa que actuar en nuestra encarnación con las herramientas que hemos recibido y hacerlo de la mejor manera posible a pesar de las pruebas que se nos presenten y mostrando nuestra esencia en cada una de ellas.
A lo largo del viaje sufriremos derrotas, perderemos el rumbo en más de una ocasión, incluso puede que nos traicionemos para acoplarnos a vivir una vida cómoda y sin sobresaltos en esta encarnación, olvidándonos de nuestra esencia y del programa que diseñó nuestro alma para manifestarse y perfeccionarse…..
Venimos con libre albedrío para tomar nuestras decisiones, y todo será correcto conforme a un plan más grande que el nuestro propio.
Para mí. la victoria sería que, al final del camino, me pudiera mirar al espejo y reconocer en el ser humano que haya sido, con el cuerpo ya gastado y el alma herida por batallas ganadas y perdidas, a la niña mágica que soy.
Gracias a todos los que venimos juntos a cumplir nuestra tarea.
Imelda Akasha
Maravilloso💜gracias por recordar la importancia de conectar con nuestro yo superior🙏🌈🌱
Me ha gustado mucho este relato. Estoy segura de que su espejo sabrá reflejar perfectamente a la niña impúdica y a la mujer madura en que se convirtió, sin perder apenas su inocencia.